Días de cambios abismales y sin horizontes claros en momentos que una visión inteligente sería de gran ayuda. Días en que perder el mejor talento por falta de propósito y de escasa comprensión de los escenarios que vivimos no son la mejor opción, sino todo lo contrario. Carlos Recarte, socio director de Recarte & Fontenla executive search, asegura que estamos ante un modelo híbrido de transición, un modelo teórico que afecta tanto a la cultura como a la política retributiva. Por este motivo cree que las empresas deben trabajar un modelo que contemple el propósito de la compañía si no quieren perder talento: «Las empresas deben centrarse en la experiencia del empleado porque es el que empieza a exigir. Las oficinas cumplen una función, pero tienen que ser diferentes, nos pagan por conseguir resultados». Es lo que hablaba con la periodista Montse Mateos en Cuánto bajará su sueldo si decide seguir teletrabajando de Expansión, con más expertos.
La Gran Renuncia
No hace mucho McKinsey & Company analizaba lo que en Estados Unidos ya se conoce como la Gran Renuncia fruto del Gran Desgaste: más de 15 millones de trabajadores estadounidenses han renunciado a sus empleos desde abril de 2021. Y la huida sigue. Según exponen los autores, Aaron De Smet, Bonnie Dowling, Marino Mugayar-Baldocchi, and Bill Schaninger, las empresas están luchando para abordar la situación como pueden, si bien el problema raíz es que no entienden por qué sus empleados se van. El propósito de vida y profesional es la clave.
Parte del problema tiene que ver con que muchos empresarios y directivos en lugar de tomarse el tiempo para investigar las verdaderas causas de la deserción, se lanzan a soluciones rápidas que aunque bien intencionadas, muchas fracasan. Estos expertos apuestan porque las empresas y sus líderes comprendan verdaderamente a sus empleados. «Requiere que los líderes desarrollen una empatía mucho más profunda sobre lo que están viviendo sus equipos y que combinen esa empatía con la compasión y la determinación para actuar y cambiar. Solo entonces los empleadores pueden reexaminar adecuadamente los deseos y necesidades de sus empleados, junto a ellos, y comenzar a brindar la flexibilidad, y el sentido de unidad y propósito que la gente anhela».
Así, muchos altos ejecutivos se enfrentarán al desafío de reinventar cómo lideran. Las habilidades que hicieron que los líderes fueran efectivos antes de la pandemia de COVID-19 (entrenamiento riguroso, tutoría, creación de equipos sólidos) son las que están en juego para el desafío de los meses y años venideros.
La situación es que la deserción parece que continuará. Un 40% de los empleados de esta investigación dio como probable marcharse en los próximos tres a seis meses. Y otro 18% como casi segura. Saber evolucionar a ser posible por delante de los tiempos es la mejor opción.