Los consejos de administración ganan protagonismo no solo en las grandes empresas cotizadas, sino en cualquiera con vocación de escribir la historia. Hoy los consejos tienen la responsabilidad de contribuir a crear un gobierno corporativo a largo plazo, lo que les exige participar en las decisiones de calado sobre estrategia corporativa, que representa una auténtica carta de navegación. De hecho, su deber es asegurar que la estrategia y las decisiones que conlleva ayuden a la empresa a crear valor económico sostenible, abarcando tanto los elementos corporativos (visión, misión, valores) como los competitivos (mercados, productos y servicios, competencia…) y los funcionales (organización).
Los grandes inversores institucionales están pidiendo a los consejos de administración que se comprometan, entiendan a fondo y reflexionen sobre la estrategia empresarial con sus consejeros delegados. Realmente siguen la estela iniciada durante las dos últimas décadas por los administradores de activos y los accionistas mayoritarios en empresas familiares, en empresas de capital privado y en empresas de capital riesgo. Como inversores y partes de los consejos de administración, son muy activos en trabajar con el primer ejecutivo sobre la estrategia de las empresas en las que invierten.
Los nuevos roles
La participación de los consejos de administración necesariamente tiene un impacto efectivo y profundo en las empresas. Así, un buen enfoque en este tema ayuda a las empresas a afrontar sus responsabilidades generales, a invertir a largo plazo, a crear puestos de trabajo, a desarrollar productos y servicios innovadores y a generar un impacto general positivo en la sociedad.
Desde esta perspectiva, los consejos afrontan una tarea compleja. El consejo de administración debe tener un gran conocimiento del negocio de la empresa y de las industrias involucradas, así como de los principales temas estratégicos como la transformación digital, la descarbonización, las adquisiciones, las fusiones, las escisiones o las reestructuraciones corporativas. También por los asuntos ESG (ambientales, sociales y de gobierno, según sus siglas en inglés) que de manera singular están recibiendo interés a nivel internacional.
La toma de una decisión estratégica en sí, como una inversión clave, una adquisición o una fusión, es de gran calado y requiere conocimientos y capacidades específicas. Hay otras áreas que involucran no una, sino una secuencia de decisiones, como definir el propósito de la empresa, liderar una transformación corporativa, preocuparse por la cultura corporativa o comprometerse con la sostenibilidad en el modelo de negocio. Otra dimensión para considerar es lo referente al despliegue de cualquier decisión estratégica que debe abarcar un plan de actividades en todos los niveles involucrados para asegurar el cumplimiento de objetivos con indicadores y metas.
Los nuevos retos
Los retos son inmensos y crecientes, por lo que el contexto y el proceso mediante el cual el consejo toma la decisión estratégica final también son muy relevantes, ya que influirá en el resultado. Son muchas las fuerzas que dan forma a este proceso, como la dinámica y el tono del consejo, la interacción entre el consejo y el consejero delegado, las relaciones entre el consejo y los principales stakeholders o entre los miembros del consejo, entre otros.
Así, la responsabilidad de los consejos de administración con respecto a la estrategia y las decisiones vinculadas con ella es clara, en un marco de incertidumbre casi exponencial. En este contexto, los consejos deben desarrollar y utilizar criterios y marcos para abordar esos desafíos y organizarse para tomar decisiones. Asimismo, deben poder trabajar con el primer ejecutivo y su equipo directivo asegurando su monitorización y la aplicación de la estrategia. No en vano el gobierno corporativo es el máximo responsable de la toma de decisiones estratégicas en una organización.

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