“Habitualmente no existe un único camino para llegar a un destino, tampoco un solo modelo de conducción para alcanzar la meta. Los pilotos adaptan su forma de tomar las curvas al estado del circuito. Algo semejante ocurre con el liderazgo. Los buenos dirigentes empresariales modulan sus estilos de dirección a la organización, el contexto y el momento reinante”, argumenta la periodista Carmen Sánchez-Silva, en su artículo “El liderazgo que mejor funciona en la crisis y la recuperación” que con un grupo de expertos, como nuestro socio director Andrés Fontenla, analiza el repertorio de habilidades directivas que fueron necesarias durante la pandemia y en la actualidad.
A partir de los estilos de liderazgo de Daniel Goleman, padre de la divulgación de la Inteligencia Emocional, la periodista resalta que la flexibilidad fue una de las grandes claves, a partir de la conversación con los expertos, así como el estilo autoritario en los primeros momentos de la pandemia que evoluciona hacia el líder motivador y coach.
Como bien es sabido, uno de los factores clave que determinan los resultados de un equipo es el estilo de liderazgo. En 2000, Daniel Goleman publicó los resultados de su estudio con datos de más de 3.000 ejecutivos y descubrió -nada más y nada menos- que el 30 % de los beneficios de una compañía estaban relacionados con el estilo de liderazgo de sus directivos.
Con la intención de refrescar, cuáles son los estilos de liderazgo más habituales y necesarios, rescatamos ¿Estilos de liderazgo? No vale con uno, necesitamos los seis, uno de nuestros artículos en el que se indagaba sobre ellos.
Los seis estilos de liderazgo
El líder timonel. Este tipo de liderazgo marca el rumbo del equipo y predica con el ejemplo; el líder normalmente es alguien que conoce bien el funcionamiento de la empresa y de los procesos, y sirve de modelo para lo que se espera del equipo. Se podría resumir en la frase: “Hazlo como yo, ahora”. Es un estilo que funciona bien cuando un equipo está motivado y bien preparado, y se necesitan resultados rápidos. No obstante, si se usa demasiado puede abrumar a los colaboradores y limitar la capacidad de innovación.
Líder autoritario. El liderazgo autoritario trata de movilizar al equipo hacia una visión común y se centra en los resultados, dejando a elección de cada individuo la forma de conseguirlos. Estaría indicado para situaciones en las que se han producido cambios y se necesita una visión, o cuando no hace falta una guía explícita. Los líderes autoritarios suelen inspirar el espíritu emprendedor y el entusiasmo por la misión. Sin embargo, no es la mejor elección cuando el líder está tratando con un equipo de expertos que saben más que él.
Líder afiliativo. Este tipo de líder trabaja para crear vínculos emocionales entre los miembros del equipo que conducen a un sentimiento de pertenencia. Es un estilo que funciona bien en momentos de estrés, cuando el equipo necesita recuperarse de una situación negativa, o cuando es necesario volver a construir la confianza por el motivo que sea. No es recomendable emplearlo en exclusiva, ya que depender únicamente de los elogios y del cuidado de las emociones y relaciones puede fomentar un rendimiento mediocre y favorecer la falta de rumbo del equipo.
Líder coach. Estos líderes se preocupan sobre todo por el desarrollo de las personas. Funciona bien cuando el líder quiere ayudar a sus colegas a desarrollar capacidades con valor a largo plazo que les ayuden a progresar en su carrera. Por el contrario, no es muy indicado cuando los miembros del equipo no están abiertos a la mejora o no quieren cambiar o aprender nuevas habilidades, o en el caso de que el líder no sea lo suficientemente efectivo en la tarea.
Líder coercitivo. Este liderazgo demanda el cumplimiento inmediato de las órdenes. Puede ser un modo de liderazgo efectivo en momentos de crisis o de verdadera emergencia, como puede ser un incendio o en días críticos durante la pandemia. También puede ayudar a encauzar a un miembro del equipo problemático si fallan el resto de métodos. En cualquier otro tipo de situaciones, sin embargo, debe ser evitado, porque reduce enormemente la motivación y el compromiso.
Líder democrático. Este tipo de líder construye el consenso por medio de la participación. Es el mejor estilo de dirección cuando se necesita convencer al equipo de una decisión, o se quiere que tomen una, o cuando el líder quiere saber lo que piensa alguno de sus miembros o necesita ideas frescas de los más cualificados. No es la mejor opción para situaciones de estrés, cuando el tiempo apremia o cuando el equipo no tiene la capacidad o la información necesarias para servir de guía.
Conocer y profundizar en estos estilos de liderazgo, sabiendo que en unos nos moveremos con más soltura que en otros incidirán en un mayor repertorio de habilidades directivas y riqueza ante las situaciones que la vida profesional nos presente, hoy más críticas que nunca. Como apuntaba Peter Drucker:
“Tu primer y más importante trabajo como líder, es hacerte cargo de tu propia energía y luego ayudar a orquestar la energía de los que están a tu alrededor”.