Líderes sabios y compasivos: ¿Es posible?

por | 29 Nov 2021 | CEOs, Cultura corporativa, Liderazgo

No es la primera vez, ni será la última, que en este espacio abordamos el ejercicio del liderazgo desde el humanismo. Hoy reflexionamos sobre cómo tomar decisiones difíciles, pongamos por caso esas que inciden directamente en la vida de las personas, que implican cambios laborales drásticos. Esas que exigen dosis extra de coraje, resistencia, resiliencia y responder a grandes preguntas que giran alrededor de cómo llevar adelante esas situaciones sin renunciar a nuestros valores ni dejar de ser buenas personas.

Los tiempos que vivimos está siendo un campo de pruebas magnífico para llevar adelante decisiones incómodas. La fórmula momentos difíciles más liderazgo duro igual a eficacia ha demostrado su falta de validez a lo largo de la historia. Por el contrario, cuando en esos momentos de la verdad, inmensamente difíciles, se afrontan desde la valentía y una humanidad que mira a los ojos de las personas, los resultados suelen sembrar el éxito de un mañana quizás no lejano.

Precisamente, Rasmus Hougaard y Jacqueline Carter en la Harvard Business Review, con su reflexión Becoming a More Humane Leader, son la fuente de inspiración de estas ideas, que hace unos meses tratábamos en Ser buena persona, un plus innegociable. En el mundo anglosajón, en los últimos años, la investigación sobre liderazgo ejercido desde la sabiduría, la compasión y la gratitud es creciente. Hougaard y Carter hacen referencia a un estudio propio con más de 5 000 empresas en casi 100 países que demuestra el extraordinario poder del binomio sabiduría compasión. “Los empleados con este perfil de líderes reportan experiencias positivas netas en todos los ámbitos. Disfrutan y se comprometen con sus trabajos y es menos probable que se quemen y se vayan. En estos entornos, la satisfacción laboral es un 86% más alta que en una empresa corriente. Como ellos dicen, “la suma es mucho mayor que las partes”.

Claves para ser más sabios

Pero no lo podemos negar, no es fácil ser sabio y tampoco compasivo, sobre todo en momentos de gran estrés.  El liderazgo de superhéroes resulta muy entretenido en la gran pantalla y muy irreal en el día a día, por no decir peligroso. Ni somos héroes, ni tenemos que serlo; somos seres humanos con seres humanos. Querer ser mejores de lo que somos y profundizar en los valores que nos inspiran son la garantía de ser cada día un poquito más sabios y también compasivos que, con las claves precisas, podemos desarrollar y entrenar constantemente, tal y como apuntan los autores en “Becoming a more humane leader”:

Trata a los demás, haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti. Es la regla de oro que lleva implícita la compasión, que en su raíz, es el deseo de ver felices a los demás y la disposición a tomar medidas para ayudar a que suceda. Ser capaces de ponernos en los zapatos de otra persona y tratar de ver desde su perspectiva puede ser de gran ayuda. Inevitablemente, cada personas suele tener una visión de las cosas, ampliar la nuestra nos hará más sabios, no podemos dar por hecho que entendemos la realidad de los demás porque sí, lo que nos lleva a la siguiente práctica.

Escucha atentamente. Es habitual leer eso de que todos tenemos dos orejas pero solo una boca, lo que significa que podemos, y debemos, escuchar el doble de lo que hablamos. Cuando escuchamos con atención, la mente abierta y la voluntad de aprender (y o saber), podremos ayudar con más eficacia a los demás, sea la situación que sea.

Pregúntate cómo beneficiar a los demás. Antes de estar con esa persona o en esa reunión, tomarse un momento de reflexión podría ser muy útil. La clave es tratar de ver qué es lo que le está sucediendo a esa persona y qué podría ser un desafío motivador a su alcance, así como los apoyos necesarios para lograrlo. A través de las preguntas adecuadas podemos crear entornos de desarrollo y crecimiento que beneficiarán a todos.

Desafía a las personas para que asuman su potencial. Un buen líder y buena persona a la vez acepta a los otros tal y como son, pero también los reta a que conozcan sus talentos, su verdadero potencial y lo desarrollen. No es fácil, cierto. A nadie le suele gustar que si las cosas van bien, le animen a ir más lejos, incluso puede ser desalentador. Pero el liderazgo no va de complacer por quedar bien, sino de apoyar a las personas para que más allá de los resultados siempre apuesten por ir más lejos y aumentar su empleabilidad. Por incómodo que pueda ser puntualmente, ese líder seguramente se ganará un lugar en la memoria de ese profesional, como el líder, el jefe, el directivo que supo ver y apostar por él más que él mismo.

Liderar desde una sabiduría y compasión crecientes crea culturas corporativas donde las conexiones humanas se caracterizarán por ser auténticas y muy enriquecedoras.  No es fácil ni cómodo pero sí es la forma de impactar positivamente en la experiencia laboral de nuestros equipos, en su compromiso y desempeño laboral.

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