Cuando un headhunter se encuentra ante dos vidas profesionales excelentes, ¿qué aspectos que no están escritos marcarán la diferencia para decantarse por uno u otro candidato?
Así como la capacidad de adaptación se puede intuir entre la sucesión de experiencias exitosas en contextos de negocio cambiantes, existen otras cualidades de un profesional que permanecen opacas. Muchos se esfuerzan en expresarlas en el currículo de una forma explícita, aunque la obviedad de presentar aspectos muy amables sobre uno mismo no deja de ser un brindis al sol que puede fácilmente rozar la fatuidad y proporcionar una imagen también distorsionada, cuando no presuntuosa. Por ejemplo, es redundante para un gestor de negocio presumir de la habilidad en la gestión de equipos cuando es algo que se da por sentado.
Se dice que el papel lo aguanta todo, aunque es muy difícil reflejar completamente toda la contribución que se ha tenido en la vida profesional, y más aún en lo referido a las habilidades personales. El carisma puede quedar enmascarado fácilmente en un historial desbordante de información y éxitos, siendo un atributo que juega un papel esencial ante un nuevo reto profesional. Lo mismo se puede decir de la capacidad de aprendizaje o de toma de decisiones, o de la determinación para trazar un rumbo en su campo concreto.
Autenticidad y transparencia, claves en la entrevista de selección
La forma de interactuar personalmente es lo único que realmente marca la diferencia y hace inclinar la balanza hacia un candidato. A través de distintos estímulos se va conformando la percepción sobre una persona. Es como un puzle que se va armando de una manera a veces espontánea, subjetiva, caprichosa, que consigue finalmente arrojar una imagen sobre ese profesional por parte del evaluador, ya sea empleador o cazatalentos.
Desde luego, hablamos de variables que son subjetivas y muchas tienen que ver con la propia percepción del receptor, pero en su conjunto son un buen reflejo del candidato. Saber desplegar tus cualidades no visibles en el currículo es un objetivo primordial. No existen recetas porque las posibles combinaciones de interacción no son múltiples, sino infinitas. La invasión del terreno no es muy conveniente, como tampoco lo es mantener una posición muy distante que impida dejarse ver y que aleje la oportunidad. Hay que aprovechar cada instante para mostrar las propias cualidades con transparencia y honestidad.
Resulta infructuoso impostar las habilidades, porque un interlocutor medianamente avezado detectará la presunción y la falsedad. Es ejercicio clave conocerse a sí mismo, mediante una introspección con la ayuda de las personas más cercanas o con el consejo de los expertos. El profesional con éxito está abierto e incluso solicita esa crítica que le hará aprender y crecer. También está alerta y receptivo para identificar aquellas cualidades que le serán necesarias para hacerlo bien.
Como decía El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”.