“A nivel directivo un cambio profesional conviene realizarlo una vez que se haya consolidado una etapa. Podría ser por ejemplo por haber culminado un proyecto o bien porque la empresa atraviese un nuevo momento. En cualquier caso, no suele haber un único motivo, sino que confluyen a la vez varias circunstancias; por ejemplo, que la relación con el responsable directo no sea la óptima”. Es la visión de nuestro socio Andrés Fontenla que analiza con la periodista Montse Mateos y otros expertos cuáles son los motivos que pueden animar a la búsqueda de empleo, cómo hacerlo y, también, cuál es el momento más adecuado para dejar un puesto de trabajo, integro en «Cómo, cuándo y por qué cambiar de empleo».
A continuación, exponemos sus reflexiones:
Dejar un empleo es siempre una decisión importante, pero para un directivo es más relevante todavía. Para llegar a ese punto es importante haber agotado previamente todas las posibilidades internas explorando las opciones que ofrece el empleador actual, así como estudiar las oportunidades de carrera que en la empresa puede encontrar.
A mi forma de ver hay algo que tiene que existir siempre y es la motivación para asumir el nuevo reto. Es decir que al final del día lo que verdaderamente ha de motivar un cambio profesional debiera estar más centrado en el entusiasmo por aquello que se va a conseguir que por el hartazgo de lo que se deja.
¿Contraofertas? Mejor no
Una vez que se ha tomado la decisión y se ha acordado realizar el cambio profesional con un nuevo empleador, mi experiencia como consultor de búsqueda de directivos me demuestra que no es conveniente echarse atrás escuchando cantos de sirena del empleador actual. Aceptar una contraoferta no es muy recomendable dado que pocas veces funciona. No hay que olvidar que si se ha llegado a ese momento es probablemente porque las cosas no estaban marchando bien. La contraoferta es una gran tentación para el directivo porque de algún modo le están reconociendo esa valía que ha podido buscar fuera y además es una solución que evita la incomodidad del cambio. Pero no deja de ser un parche para que el empleador actual gane tiempo y en donde la relación de confianza se ha quedado tocada con imprevisibles consecuencias.
Momento de cambio
Una búsqueda de empleo es siempre una gran ocupación. No es lo mismo estar receptivo y atender una oportunidad cuando te llaman que emprender un camino proactivamente. En cualquiera de los casos lo que hace falta es tener las ideas lo más claras posibles. Es decir, es necesario haber profundizado sobre la propia trayectoria profesional y el recorrido realizado hasta el momento, así como vislumbrar cuál ha de ser el siguiente paso. Se trata de acertar y para ello hay que reducir la incertidumbre que todo cambio entraña e intentar minimizar la posibilidad de error.
Buscar con todas las ganas un cambio profesional puede implicar un gran desgaste. Conviene mantener un equilibrio que permita seguir aplicándose a fondo en la ocupación actual por pura consistencia e integridad, y a la vez dedicar sólo el tiempo sobrante en profundizar e investigar sobre nuevas oportunidades para que no se menoscabe el desempeño y el interés sobre las responsabilidades actuales.
Relaciones sociales, siempre
Una nueva oportunidad profesional en el caso de los directivos y profesionales exclusivos procede de fuentes muy variadas que incluyen a los consultores de búsqueda directivos, por supuesto, pero también y sobre todo, a los contactos profesionales que son parte del network y del entorno de relación cercano y alejado, los cuales hay que cultivar proactivamente a lo largo de la carrera, tanto dentro de la propia empresa como con todos las partes intervinientes: proveedores, competencia, reguladores, asesores, etc.
No todo es el paquete retributivo
Cuando la oferta económica está muy por encima del nivel actual o digamos que se pueda considerar que está muy inflacionada o incluso desorbitada, conviene ser muy objetivo en la valoración de la situación.
Evidentemente ninguna empresa regala las cosas por lo que habrá que analizar qué circunstancias están condicionando la gran diferencia salarial, sobre todo para valorar si se está dispuesto a asumir el coste, por ejemplo, podría ser por una excesiva carga de viajes que puede alterar el equilibrio familiar y o personal, o bien porque se trata de una situación muy tensa de reestructuración, o porque implique el abandono de una posición estable hacia un entorno de incertidumbre, etc.
El componente económico lógicamente es importante, pero por mi experiencia una vez superados determinados estándares entran en juego otros elementos que vienen condicionados por las preferencias individuales.
Sin lugar a dudas, los cambios profesionales incluyen numerosas variables que en cada caso particular se ponderan de forma diferente dado que hay múltiples condicionantes y en donde influyen mucho el momento vital y familiar, además de los sueños en cuanto a propósito personal y profesional.