No son días para la ineficacia, ni para los errores – aclaro – sobre todo si no aprendemos con cierta celeridad. Los tiempos que vivimos nos exigen ser eficaces y qué mejor guía que la de  Peter F. Drucker, padre del management. Para él, lo que hace eficaz a un directivo es saber qué conocimientos necesita, convertirlos en acción y conseguir que las personas con las que trabaja se sientan responsables de lograrlo.

Así que lo primero será analizar y priorizar no lo más urgente sino lo más importante. Drucker recomienda centrarse en una sola tarea; hacerlo en dos –asegura– impide ser efectivos, como ya nos demuestra la investigación en neurociencia derribando leyendas urbanas como la “multitarea”.

En segundo lugar: ¡Acción! Es imprescindible planificar los resultados que buscamos, prever los obstáculos que se pueden interponer, preparar un cronograma y hacernos preguntas: ¿Qué espero de mí y qué esperan los demás?  ¿A qué resultados me puedo comprometer? ¿Son compatibles con mis valores? Tal y como señala Drucker: “El plan de acción es una declaración de intenciones antes que un compromiso”.  Y nunca nunca olvidemos hacer seguimiento.

Responsabilidad y madurez traducida en hacernos dueños de nuestras decisiones. Raramente en un proyecto está implicada una sola persona. Sea como sea, propongo las siguientes preguntas: ¿Quién tiene que decidir? ¿Cuándo? ¿Quiénes se verán afectados por las decisiones? ¿Quiénes tienen que estar informados de la decisión? Al igual que hay que hacer un seguimiento del desarrollo, también conviene hacerlo de las consecuencias de las decisiones.

Pongamos el foco en las oportunidades, no en los problemas. Es vital para ser eficaz. Resolver problemas, no produce resultados (aunque sea necesario). Pero ¿dónde están los resultados? En éxitos o fracasos inesperados de la empresa o de los competidores; en la brecha entre lo que se hace y lo que podría hacerse; en cambios en la estructura del sector y del mercado… Y cómo no en asignar a los mejores profesionales allí donde se ven oportunidades porque al final son siempre las personas las que marcan la diferencia, eso lo tenemos claro.

Reuniones productivas.  Las reglas son mucha autodisciplina, definir qué tipo de reunión es y respetar los tiempos, recomienda Drucker. Las reuniones que exceden los 40 minutos suelen ser ineficaces, como bien sabemos.

Interioriza nosotros.  Piensa y habla de nosotros y no de ti mismo. Un profesional eficaz es consciente de que no hay ningún logro en solitario.

Pero la regla imprescindible, según el hombre que inventó el management, reza: “Escucha primero, habla el último”.


 

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Andrés Fontenla

Socio fundador de Recarte & Fontenla. Más de dos décadas en consultoría de executive search y desarrollo directivo en multinacionales como Korn Ferry y Randstad, dirigiendo filiales y unidades de negocio y liderando equipos de consultores en España y varios países europeos.