Son días de máxima incertidumbre y de planes truncados. La única opción es adaptación resiliente, hacer de las dificultades valiosos aprendizajes. En este contexto las políticas de compensación tienen que ser otras. La realidad ha dado un vuelco y hay que responder a lo que es, no a lo que era. Sin embargo, los modelos retributivos son vitales para la salud, el equilibrio y la equidad en las organizaciones. La opción puede pasar por crear instrumentos de compensación e incentivos a largo plazo que aseguren la vinculación y el compromiso de nuestros equipos directivos, así como de todo nuestro talento, en línea con los criterios de gestión, las bases culturales y el alineamiento con los objetivos de crecimiento.
No obstante, por el momento observamos que las empresas mayoritariamente (80 %) se enfocan en optimizar sus costes. Así la supresión de dividendos y de variables ha sido necesaria, tal y como nuestra investigación «Visión binocular covid-19. Perplejidad y posibilidad: qué piensan los directivos» ha corroborado.
El 80 % de las empresas consultadas se están centrando en la optimización de costes y casi la mitad de ellas también en la optimización de proveedores. En torno a 4 de cada 10 van a reducir temporalmente sus inversiones y un tercio del total se están apoyando en los ERTE. Una cuarta parte de las empresas suprimirán dividendos y se reestructurarán financieramente, y una quinta parte del total también eliminará la retribución variable este año. Esfuerzos enfocados en la medida de lo posible a evitar destruir empleo.
Ciento noventa y cuatro respuestas pusieron su mirada en la optimización de costes operativos (el 80,93 % del total) y de la gestión de proveedores (el 44,33 %). Sobresale la búsqueda de la eficacia a toda costa y el enfoque a corto plazo, junto a la reducción temporal de inversiones considerada por un 38,66 % de los protagonistas.
En este capítulo los expedientes de regulación temporal de empleo han sido una opción para un 31,44 % de los que participaron. Paralelamente un 25,77 % reportó la supresión de dividendos, un 25,26 % la reestructuración financiera, un 19,59 % la supresión durante este ejercicio de la retribución variable, un 17,53 % la reducción de plantilla y un 11,34% el aplazamiento de promociones de carrera. Solo un 13,40 % consideró necesaria una reducción de salarios. «Si miramos con detenimiento los ítems, se observa que junto a capítulos sin duda esenciales, como son el control de costes operativos, la gestión proveedores, la reducción de inversiones, etc., pocos directivos han considerado necesario el reajuste de salarios (el 13,40 %) o la supresión de la retribución variable (el 19,59 %).
En este sentido, aunque no es fácil interpretar la realidad de cada empresa, los datos pueden traslucir una tendencia a acudir primero a soluciones externas antes de asumir decisiones con un mayor impacto personal en la esfera retributiva que comprometan la retención del talento», valora nuestro socio director Andrés Fontenla, si bien redifinir las políticas de compensación y de incentivos con la mirada en el largo plazo parece la clave del éxito en tiempos de máxima incertidumbre.