El proceso de selección de un directivo es un camino que trasciende el simple acto de evaluar candidatos. Se trata de un compromiso integral que se inicia desde el primer contacto y se extiende más allá de la contratación. Este proceso no solo es extenso por naturaleza, sino que es meticulosamente diseñado para alinear las expectativas y necesidades de todos los involucrados: la empresa cliente, el candidato y el cazatalentos.
Primeros pasos en la selección
El proceso comienza con una entrevista telefónica inicial, que puede ser realizada directamente por nosotros o por el equipo de investigación, dependiendo del caso. Este primer contacto es crucial, ya que establece las bases para una relación transparente y orientada. Aquí no solo buscamos verificar las competencias del candidato, sino también empezar a entender su posible encaje dentro de la cultura y las necesidades de la empresa.
Gestión de expectativas y comunicación continua
Una vez que compartimos información sobre la empresa, la cultura organizacional y los detalles específicos del puesto, comenzamos a construir expectativas. Estas expectativas emergen tanto en el candidato como en nosotros y, por supuesto, en nuestro cliente. Manejarlas adecuadamente es fundamental, y se logra a través de un acompañamiento constante que incluye retroalimentación regular. Preguntamos a los candidatos cómo se sintieron en las entrevistas, discutimos abiertamente sus fortalezas y áreas de mejora, y resolvemos cualquier duda con claridad y apertura.
Desafíos del proceso
A pesar de nuestra dedicación, hay elementos que escapan de nuestro control directo, como los procesos internos del cliente o aspectos de confidencialidad que nos impiden divulgar toda la información que quisiéramos. Además, el apoyo emocional se convierte en un desafío cuando los procesos se prolongan inesperadamente, dificultando la gestión de las respuestas negativas o los cambios en los tiempos de decisión.
Más allá de la selección
Nuestro acompañamiento no finaliza cuando el candidato es seleccionado. El proceso de onboarding y la incorporación son igualmente cruciales, y mantenemos un contacto constante incluso después de la contratación. Realizamos seguimientos periódicos, cada tres o seis meses, para asegurarnos de que tanto la inserción como la adaptación del candidato sean exitosas.
Compromiso doble
Es importante destacar que, en cada proceso, aunque presentemos o entrevistemos a ocho, nueve o diez candidatos, normalmente solo avanzamos con tres. Esta decisión se basa en las necesidades y elecciones finales del cliente, que por lo general opta por contratar a solo uno. Este meticuloso proceso de selección y acompañamiento, creemos firmemente, es clave, importante y diferenciador.
En conclusión, creemos que un proceso de selección efectivo es aquel que se maneja con humanidad y precisión, asegurando no solo la incorporación del candidato adecuado, sino también fomentando una experiencia positiva para todos los involucrados. Esto no solo establece un estándar de excelencia, sino que también nos posiciona como un socio diferenciador y comprometido en el ámbito de la selección de personal.