“Actúa como si lo que hicieras marcase la diferencia. Lo hace”. Este consejo del gran William James me encanta. Es una premisa que, si la viviéramos sin reservas, la vida sería magnífica en cualquier faceta, incluida la profesional. Y hago esta no sé si extraña introducción para centrar el tema del que hoy me propongo reflexionar: ascender, promocionar, evolucionar en la vida profesional con garantías de sostenibilidad.
Si quieres evolucionar en tu vida profesional, no pierdas de vista estas claves que te ayudarán a desarrollar una carrera de éxito:
Irradia positividad. Por experiencia propia y por lo que he visto en mi recorrido laboral, los responsables de tomar decisiones de promoción en el trabajo, así como los reclutadores, normalmente nos inclinamos hacia las personas que mantienen una corriente positiva que irradian soluciones y contemplan el vaso medio lleno. Esta actitud normalmente es garantía de éxito pues proyecta un atractivo que es siempre bien recibido, el tipo de comportamientos que gustan a todos en el trabajo, tanto a los que están muy comprometidos porque fácilmente lo compartirán, como a los más escépticos, ya que si son honestos, lo valorarán para no quedarse atrás.
No alardees gratuitamente. Pero, ojo, hay que medir las fuerzas y mantener una imagen equilibrada para conseguir el respeto de los que están alrededor y de los que enjuician tu contribución. Los excesos se pagan. Alardear gratuitamente y de forma persistente puede generar rechazo y ser un repelente de oportunidades, pues se relaciona con la vanidad y la prepotencia.
Cultiva una buena reputación y buenas relaciones. En el mundo laboral la buena reputación es fundamental y a medida que se va avanzando profesionalmente va adquiriendo cada vez mayor importancia. Por eso cultivar y mantener buenas relaciones, así como ampliarlas continuamente es vital. Las personas que te van conociendo a través del trabajo durante los años se van incrementando y no es recomendable abandonarlas en ningún momento ni siquiera cuando se comienza en otro trabajo, con independencia de que la relación se vaya distanciando de algún modo.
La carrera propia requiere de mucho cuidado y atención, hay que trabajarla desde el principio con interés. Por eso la creación de buenas relaciones, más que un objetivo por sí misma, debería ser una consecuencia de hacer bien las cosas en todo momento y de relacionarte con solvencia y credibilidad.
Ayuda a los demás y déjate ayudar. Una forma es la ayuda a los demás en el trabajo que normalmente es bien recibida. Sin embargo, cuando hay evidencia de que la ayuda es poco espontánea, e incluso oportunista, puede restar credibilidad y causar el efecto contrario al percibirse como interesada. Por el contrario, si necesitas ayuda, aprende a pedirla y si te la ofrecen motu proprio, acéptala y agradécela de corazón.
Aprende a contar historias. Otra es aprender el arte de la comunicación, saber contar bien historias, la tuya, la que sea. Para captar la atención de los demás es recomendable en primer lugar pensar bien el mensaje que quieres trasmitir de modo que sea el resultado de una reflexión honesta sobre los intereses de quien lo va a recibir y no meramente un frontón en el que proyectar tus propios asuntos. Además, hay que darle un enfoque pragmático para que pueda entenderse y, lo que es mejor, poderse aplicar fácilmente o encontrarle una utilidad. Todo ello siendo capaces de desarrollar una comunicación que se apoye en lo emocional, resaltando los puntos en común con un relato que conecte con sus corazones además de con sus mentes.
Conserva tus amistades profesionales. Es cierto que las amistades del trabajo van muy ligadas a la permanencia y mantenerlas al desaparecer el nexo laboral es más costoso. Sin embargo, si se han ido cultivando con honestidad y buen hacer, prestando ayuda y aportando valor, será más fácil prolongarla y conservarlas a lo largo del tiempo.
Hoy las vidas profesionales tienen muchos momentos, parones, nuevos retos… por lo que construir buenas relaciones puede ser la garantía de recibir ayuda cuando la necesitemos, claro está si antes y siempre la hemos ofrecido con toda generosidad. Por eso sigamos el consejo del grandísimo William James que citaba al principio y actuemos como si lo que hacemos marca la diferencia, puesto que lo hace.