En un artículo publicado en Expansión sobre la validez del ‘curriculo ciego’ o currículo anónimo para proteger discriminaciones, Carlos Recarte, socio director de Recarte & Fontenla, explica que este tipo de vida laboral «tiene que ver con una cuestión cultural, más propia de países anglosajones, donde son más reacios a incluir fotografías en el currículo, y que tienden más a fijarse en el desarrollo de habilidades».
Recarte añade que «hoy, en el mundo de las redes sociales, casi todas aportan gran cantidad de información sobre los usuarios, incluyendo las fotografías». Cree también que el valor del ‘currículo ciego’ se diluye cuando el candidato se pone físicamente delante de un entrevistador. Pero, además, Recarte señala que «como cazatalentos, la imagen ayuda a asociar a las personas con su experiencia. No se trata de que alguien sea más o menos atractivo. La fotografía debe ser profesional y brinda datos valiosos sobre el aspirante. Como headhunter, me permite acordarme del candidato. El mundo actual es pura imagen. Es importante y ofrece información sobre las personas. Lo contrario es quedarse anticuado».