En España las búsquedas en Google de la palabra “funcionario” multiplican por cuatro a las búsquedas de la palabra “emprendimiento”. Sólo un 5% de los españoles se atreve a emprender. La pregunta es: Si te ganas bien la vida trabajando para otros porque sabes hacer bien alguna cosa, ¿por qué no quieres convertirte en tu propio jefe?
Las culturas anglosajonas muestran una mayor propensión al emprendimiento, pero en Europa continental países como Suiza, Países Nórdicos, Francia, Holanda o Alemania nos aventajan claramente en el ranking del Global Entrepreneurship Index. A los españoles no nos gusta el riesgo, o al menos no nos gusta tanto como a otras economías.
Nuestra aversión al riesgo indica una deficiencia en lo que Carol Dweck, psicóloga de Stanford, llama la “mentalidad de crecimiento”: preferimos lo seguro a lo incierto, evitamos experimentar porque nos horroriza la idea de fallar, no nos exponemos porque nos preocupa demasiado nuestra imagen.
En palabras de Satya Nadella, CEO de Microsoft, cuando las organizaciones se llenan de personas con “mentalidad fija” (lo contrario a la mentalidad de crecimiento) la innovación es reemplazada por la burocracia, la colaboración es sustituida por la política, y se convierte en una organización que sólo sabe reaccionar, pero nunca se anticipa.
Las empresas españolas deberían estimular la mentalidad de crecimiento si quieren tener éxito a largo plazo… aunque eso suponga convertirse en viveros de emprendedores. ¡Mejor ser una organización que rebosa talento que ser un remanso de mediocridad!
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«No temas a equivocarte, nunca es tarde para aprender», Carol Dweck en BBVA #AprendemosJuntos2030 https://lnkd.in/dRgBGhQt