En un artículo sobre cómo afrontar el dilema de la vuelta a casa, Carlos Recarte, socio director de Recarte&Fontenla, compara la situación que vivieron los primeros expatriados de los años 80 y aquellos que se ven obligados a marcharse hoy. Sobre este punto, Recarte asegura que las circunstancias han cambiado mucho: «El ahorro de costes y la posibilidad de contratar profesionales locales, ha llevado a las empresas a plantear políticas menos generosas y a reducir el número de profesionales expatriados. Muchas de las contrataciones son locales, y los beneficios para los expatriados son menores: la casa, el colegio y el ‘cost of living allowance’, son los beneficios que se suelen mantener, pero en muchos casos, ofrecen un «apoyo» para los dos primeros años».
Añade Recarte que lo que se sigue manteniendo es el soporte fiscal, «porque las compañías quieren evitar el riesgo reputacional y también la complejidad de los sistemas tributarios en los distintos países». Lo que cree que aún no está resuelto «es el retorno de los directivos a sus países de origen, ya que es difícil encontrar una posición superior. En muchos casos no capitalizan su experiencia internacional, por lo que muchos cambian de empresa al poco tiempo de volver».