El arte de no planificar: «El plan es no tener plan»

por | 31 Jul 2024 | Equilibrio personal

En la vorágine de la vida moderna, donde cada segundo parece estar meticulosamente programado, la idea de no tener un plan puede sonar casi revolucionaria. Sin embargo, conforme nos acercamos a las vacaciones, muchos de nosotros, exhaustos por las demandas del día a día, empezamos a valorar la belleza y el alivio que viene con la espontaneidad y la libertad. «El plan es no tener plan» me viene a la mente, una y otra vez, reflejando un sentimiento generalizado entre muchos de nosotros que hemos llegado a los meses estivales con una intensidad abrumadora.

Las vacaciones, esos oasis en el desierto de nuestras rutinas laborales y responsabilidades familiares, a menudo vienen cargadas de expectativas y agendas repletas que poco hacen para aliviar nuestro agotamiento. La última pausa significativa que muchos recordamos fue durante la Semana Santa, y desde entonces, la acumulación de obligaciones profesionales y personales, junto con las actividades de los niños y otros compromisos, nos han llevado a un estado de fatiga profunda. Agosto se convierte así en un mes de reflexión, donde la idea de no hacer absolutamente nada no solo es tentadora, sino necesaria.

Sin agenda y a lo loco 

Este verano, el plan es reinventar lo que significan las vacaciones. «No tener plan, no tener agenda,” quiero convertirlo en el mantra que nos invita a desconectar de verdad, sin la presión de tener que reconectar. No se trata de llenar cada momento con actividades o compromisos; se trata de hacer lo que realmente nos apetece, cuando nos apetece. ¿Una siesta de tres horas? Perfectamente aceptable si eso es lo que el cuerpo y el espíritu demandan.

Esta nueva forma de no planificación es, en esencia, un acto de escucha activa hacia nosotros mismos. Es un ejercicio de conciencia sobre nuestros verdaderos deseos y capacidades, dándonos el permiso para disfrutar del tiempo, del espacio y del placer sin culpa ni reservas.

Una voz que me resuena con la sensación colectiva de agotamiento: «el mejor plan es no tener plan.» Y quizás, en esta simplicidad, radique el secreto para un verano verdaderamente restaurador y gozoso.

Así que conforme nos acercamos a las vacaciones, consideremos despojarnos de las cadenas de las expectativas y las agendas apretadas. Redescubramos la libertad que viene de simplemente ser, de respirar sin prisa y de vivir cada momento según lo dicta el corazón. Después de todo, en la calma y el silencio de un día sin planes, podríamos encontrar la paz y el rejuvenecimiento que tanto hemos estado buscando.

¡Feliz verano! Nos vemos en septiembre -;)

Por Casilda Guelbenzu, socia de Recarte & Fontenla, Executive Search. 

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