Al contemplar la transición entre proyectos o empresas, resulta crucial gestionar las despedidas con la misma profesionalidad y cortesía con que se encararían nuevas oportunidades. La clave reside en cerrar un capítulo sin dejar asuntos pendientes, facilitando así el inicio del siguiente con claridad y compromiso.
A continuación, propongo una guía para asegurar que cada transición sea fluida y constructiva:
- Cumplimiento del preaviso: aunque el periodo legal de preaviso pueda ser de quince días, la tendencia actual sugiere que un mes es más común. Respetar estos plazos no solo es una obligación contractual, sino también una muestra de respeto y profesionalidad hacia la empresa y los colegas.
- Comunicación clara y honesta: es recomendable informar personalmente al superior directo sobre la decisión de abandonar la empresa antes de hacerlo público. Las razones deben explicarse de manera honesta y respetuosa, enfocándose en el crecimiento profesional y las nuevas oportunidades que se desean explorar.
- Traspaso de responsabilidades: es fundamental asegurar que los proyectos actuales se dejen en buen estado. Organizar sesiones de traspaso de información y documentar los procesos clave facilitará la transición de los sucesores. Este proceder demuestra un compromiso continuo con el éxito del equipo, incluso en ausencia propia.
- Mantenimiento de relaciones positivas: dado que es probable encontrarse con antiguos colegas en el futuro, una salida amistosa garantiza una red profesional sólida y puede abrir puertas más adelante.
- Periodo de desconexión: antes de emprender un nuevo rol, es beneficioso tomarse un tiempo para reflexionar y recargar energías. Este interludio es crucial para cerrar mental y emocionalmente el capítulo anterior y empezar el nuevo con una perspectiva renovada.
- Evaluación personal postsalida: tras dejar la empresa, conviene reflexionar sobre las experiencias adquiridas y cómo aplicar estos aprendizajes en el nuevo rol. Es importante considerar lo que fue efectivo, lo que no lo fue, y cómo mejorar en futuros proyectos.
Cerrar un ciclo laboral de manera respetuosa y profesional no solo refuerza nuestra reputación, sino que también prepara el terreno para futuras oportunidades. Es fundamental entender que las despedidas, cuando se hacen bien, no solo son un acto de cortesía, sino también una inversión en tu futuro profesional. Al asegurarte de que todas las transiciones sean gestionadas con cuidado, te estableces como un profesional de integridad y visión a largo plazo, dispuesto a enfrentar nuevos desafíos con una base sólida de experiencias pasadas.
Así que si te vas a ir de tu empresa, hazlo bien. Y… ¡Buena suerte!