La escucha activa es una habilidad crucial no solo durante un proceso de selección, sino también en el ámbito profesional y personal. La diferencia entre oír y escuchar es significativa. Oír es simplemente percibir sonidos, mientras que escuchar activamente implica estar completamente presente, atendiendo con todos los sentidos a lo que la otra persona está comunicando.
En un entorno profesional, como una reunión con un cliente, escuchar activamente demuestra profesionalidad y respeto. Permite entender con precisión las complejidades y necesidades de la posición que el cliente está describiendo y cómo uno puede aportar de manera efectiva. Saber escuchar facilita que uno resalte sus experiencias o habilidades que estén más alineadas con lo que el cliente necesita, respondiendo de forma concisa y precisa.
Escuchar reduce la ansiedad
Esta habilidad también ayuda a reducir la ansiedad propia, mejorar el control de la entrevista y, en última instancia, construir relaciones de confianza y una mayor conexión con el interlocutor. Es fundamental no interrumpir al otro, ya que cada intervención es una oportunidad para recoger información valiosa.
Reformular o parafrasear lo que el interlocutor ha dicho es una buena práctica para confirmar la comprensión. Hacer preguntas pertinentes basadas en lo que se ha escuchado refleja una buena capacidad de escucha y contribuye a una comunicación más fluida, respetuosa y profesional.
A su vez, la escucha activa es un indicador de inteligencia emocional, y de capacidad de atención, un bien escaso hoy día. Y es que empatizar con el interlocutor y darle su espacio son aspectos que muestran respeto y comprensión hacia la otra persona, situando sus necesidades y mensajes por delante de los propios.
Creo que todos podemos coincidir en que escuchar es una de las habilidades más poderosas en cualquier interacción humana, permitiendo una comprensión más profunda y efectiva de las expectativas y necesidades de todos los involucrados.
Desde Plutarco – “Para saber hablar es preciso saber escuchar” – a Jimi Hendrix – “El conocimiento habla pero la sabiduría escucha” –, las claves son de sobra conocidas, aunque quizá no tan practicadas. Así que como diría Will Rogers: “Nunca pierdas una buena oportunidad de callarte”.